Una de las tareas fundamentales que tiene la universidad como tal es el contacto con la sociedad, la extensión. Es por eso que estudiantes y profesores de la carrera de Música de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, organizaron un viaje a San Luis con el objetivo de dar a conocer el trabajo que desarrollan.

Noticias FFHA dialogó con el magíster Iván Amorós, profesor que estuvo a cargo de esta actividad. “Fue un viaje de extensión, un proyecto de extensión vinculado con un proyecto de investigación CICITCA bajo el título de ‘Suite Argentinas. Creación de repertorio para ensambles de guitarra con temática folclórica. La idea era llevar las obras producidas a entornos educativos, porque la finalidad es que tanto el estudiante de guitarra que toque esas obras dentro de un ensamble, como también aquellos chicos de la población educativa del primario y secundario que escuchan ese material, tengan acceso a la educación del folclore”, dijo el profesor 

Amorós explicó que esa es la temática del proyecto de investigación. “Por medio de este proyecto de extensión que se llamó ‘Del auditorio al aula, conciertos en escuelas rurales por el Norte de San Luis’, tocamos esas obras producidas en el proyecto y también las testeamos a ver cuál tiene mejor aceptación”, contó.

El grupo, de siete alumnos y cinco profesores estuvo hospedado en Luján, y desde allí partían a distintos lugares. “En la ida paramos en una escuela en Santa Rosa del Cantantal, que está en el límite con San Juan, perdida en el medio del campo. Contaron los directivos que ni siquiera los supervisores van a verlos porque está tan alejado. Y de hecho, para que tengan una idea de cómo era la escuela, había quince estudiantes, de todas las edades, cinco eran de otra escuela que estaba más metida en el campo y un maestro se enteró del evento y decidió llevarlos”, agregó.

Para la delegación, tocar en las escuelas rurales fue una experiencia muy gratificante porque es un público para quienes todo es nuevo. “Para ellos la guitarra clásica era una locura, encima fuimos con un ensamble de guitarra con canciones de folklore, es decir obras arregladas para ensambles, cuecas, gatos, zambas, como también obras originales compuestas para estas agrupaciones que son del proyecto de investigación que mencionaba al principio”, indicó. 

Luego, visitaron establecimientos ubicados en el Norte puntano. Pozo del Tala, Los Manantiales, Toro Negro. “Son parajes. No llega ni siquiera a ser pueblo. Toda la vida social y cultural pasa por la escuela. Entonces ir a la escuela tenía también una finalidad cultural y educativa. Fue una experiencia muy linda. También fuimos a Quines y Alem; toda la semana tocando por las mañanas en las escuelas y en las noches, miércoles, jueves y viernes, hicimos tres conciertos. Uno en Luján, conciertos públicos, formales, para todo público, uno en Quines y otro en San Francisco del Monte de Oro, que es el teatro de la provincia de San Luis. Tal fue así la movida por toda la zona que la Municipalidad de Luján declaró de interés cultural y educativo al proyecto de extensión que hicimos allá y la Cámara de Diputados de de San Luis también lo declaró de interés cultural y educativo”, señaló Iván. 

El profesor destacó la importancia de realizar esta tarea de extensión. “Sobre todo en estos tiempos donde la universidad está siendo tan golpeada desde distintos sectores, cuestionando lo que se hace con los fondos, con las profesionales y demás, creo que llevar la universidad a esos lugares, a esas zonas, es como que se parece mucho a ser patria, porque si no, no tienen acceso a ese tipo de música. Así que mostrar esto de la universidad es muy importante”.

“Fuimos dos ensambles, el cuarteto de guitarras y el ensamble Nuevo Cuyo, el ensamble de los chicos universitarios, entonces hacíamos como un ping pong de obras y estaban muy entusiasmados. En un momento pedíamos bailarines y ya saltaban y se ponían a bailar las cuecas los chicos, fantástico, una experiencia muy linda, muy recíproco, y después del concierto sí o sí había que quedarse a comer algo, ellos te invitaban algo y tenías que quedar porque si no se ofendían muchísimo”, relató emocionado. 

Amorós contó que los chicos preguntaban por las guitarras, querían tocarlas, por lo tanto el viaje sirvió también como un incentivo. “Algo que nos llamaba la atención es que con el cuarteto de guitarra fuimos hace dos años a estas escuelas y entonces preguntamos quién se acordaba y la mayoría se acordaba. La atención que prestaban, la carita de alegría que tenían de estar escuchando música así en vivo fue impagable, una satisfacción muy grande en lo personal”, afirmó.

De esta manera, los docentes reafirmaron que la finalidad de estos proyectos de extensión y los proyectos de investigación, se pueden ver reflejados en estas experiencias. Si esto queda solo archivado y las partituras guardadas, el proyecto no cumple su función. “Algunas son pensadas para las salas de concierto formales, pero que circulen en este otro ámbito es como tirar semillas que pueden después generar un interés en la música y en la cultura. Toda la zona quedó muy entusiasmada con el tema de las guitarras y ya me están llegando sugerencias de cosas para hacer el año próximo”, añadió. 

Hubo obras que fueron arregladas por los profesores del proyecto, otras son composiciones originales,y lo agregaron fue la parte de edición de digitación y revisión de ensamblado del material. “Creíamos a veces, el prejuicio que uno tiene, que algunas obras no iban a gustar por ser demasiado académicas, demasiado difíciles de entender, y después nos damos cuenta de que no, que funciona muy bien.

Al viaje fueron la cátedra de Guitarra, que es la que ha generado el proyecto de investigación, y la cátedra de Conjunto Instrumental Orquesta de Guitarra, que la dirige la profesora María Soledad Vega. 

“Hay algo muy lindo que sucede en estos viajes y por eso la importancia de hacerlo, fue la recepción; ha sido fantástica en las escuelas. Pero otra cosa es el grupo de chicos universitarios que ha ido, que ha tenido un régimen de las 8 de la mañana. Hay que estar listo porque nos buscaba la combi temprano y el primer concierto era a las 10:30, el segundo a las 11, el tercero almorzábamos y seguimos a la siesta y a la noche. Fue una práctica muy buena para ellos, para su futuro profesional. No es que vas a tomar mate y pasarla bien nada más, sí. Hay un cronograma y hay que cumplirlo. Por otra parte, se diluyó esta relación formal entre profe y alumno, es como que ahí al estar conviviendo todos una semana, nos volvimos más iguales, el hecho de hacer música juntos genera una relación distinta a la hora de trabajar. Los chicos vinieron muy entusiasmados y quieren seguir tocando”, aseguró el profesor.